Ha sido innegable para cualquiera que conozca así sea un
poco del actual conflicto laboral que se vive en la Universidad Nacional de
Colombia, que los trabajadores universitarios tienen toda la razón en exigir un
necesario aumento en sus salarios y una nueva política de vinculacion y
significación del trabajo al interior de la universidad, que entre otras cosas,
impida el acelerado desmonte de lo público en una universidad olvidada por la
mano del Estado.
Sin embargo la administración no sólo ha actuado mal en
el manejo de la situación ante el paro de trabajadores, anunciado por ellos
mismos desde el inicio del semestre después de los compromisos incumplidos por
las directivas de la UN, y del estudio que las mismas contrataron y que término
dando toda la razón a los reclamos salariales de los trabajadores.
Ante estas circunstancias parecía cínico por parte de la
administración universitaria no atender las justas y técnicamente comprobadas
peticiones salariales de los trabajadores. Sin embargo y ante todo pronóstico,
el rector Mantilla y el Vicerrector de la sede Bogota Diego Hernández (seguro
candidato a rector y amigo personal de Sarmiento Angulo y Álvaro Uribe), se
dedicaron a tomar las peores decisiones desde el inicio.
Ni siquiera fueron capaces de gestionar las peticiones de
aumento salarial ante el ministerio de hacienda (quien sabe que acuerdo con el
ministerio de educación lo haya impedido), y por el contrario, gestionaron una
modificación de la planta administrativa en favor del desmonte de la planta
pública y la proliferación de la tercerizacion laboral en la UN, que no sólo ha
significado un aumento en los niveles de corrupción, sino que ha servido para
echarle tierra a uno de los estamentos que componen la identidad de la
universidad.
El propósito de la ministra Campo y el gobierno Santos se
ha venido consumando. Del descarado aumentó presupuestal que ni siquiera cubre
el 2% del déficit presupuestal que tienen las universidades ante la
desfinanciación por parte del estado, a la UN no le corresponde ni el 5%. El
gobierno nacional viene acabando con la Universidad Nacional de Colombia, y
digamoslo claramente: el rector y el vicerrector han sido cómplices por acción
y sobretodo por omisión de la sepultura de lo público en la universidad pública
más grande y emblemática del país.
Ni la entrada de la policía, ni poner a los estamentos a
matarse a golpes, ni gastar más de 400 millones de pesos en una vergonzosa
"policía universitaria", ni la difamación de los trabajadores, NI
MUCHO MENOS LA COMPLICIDAD CON LA PROPUESTA DE CANCELAR EL SEMESTRE ACADEMICO
HECHA POR LA MINISTRA DE EDUCACIÓN, son
respuestas dignas de una dirección universitaria.
La única solución posible desde antes del conflicto
anunciado debió ser el diálogo y honrar la palabra que la misma administración
de la UN había empeñado con los trabajadores.
Todo esto es un llamado, al menos a aquellos que sienten
la universidad como el hogar de la inteligencia, la cultura y la
creación..nuestra conciencia critica nacional, para que volvamos a pensar la
universidad.
Lo más grave de lo que esta pasando en la UN no son ni
siquiera todos sus problemas ya probados y en ascenso. Ni siquiera la
permanente negligencia de las directivas universitarias. Lo más grave que le
esta pasando a la UN, es la aparia de una comunidad que debería tener como única
prohibición, la indiferencia.
Jairo Andrés Rivera H.
Estudiante de la UN
Vocero de la MANE
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