Actualmente
la Universidad Nacional de Colombia, sede Bogotá, vive un momento de huelga de
trabajadores de planta agrupados en el Comité Pro Mejora Salarial, espacio
organizativo que tiene ya casi un año de existencia, y que, con este, ya son
tres las acciones de paro que realizan hasta el momento en búsqueda de mejores
condiciones de pago.
La
exigencia de mejora salarial es justa y así ha sido visto por amplios sectores
del estudiantado y del profesorado, además ratificado casi de manera unánime en
diferentes espacios como asambleas generales, triestamentarias, de facultades y
de profesores aunque también es cierto que es mayoritario el inconformismo
sobre la actual situación de paro.
Los
trabajadores hasta el momento habían hecho las cosas relativamente adecuadas en
procura de sus objetivos, no sin críticas de fondo que en este momento no son
pertinentes, que los había llevado a avanzar con logros tangibles como un bono
transitorio y un estudio pagado por la institucionalidad, aunque no del todo
bien hecho, que aún debía quemar etapas de diálogo y de negociación, si bien es
cierto que han habido algunos incumplimientos parciales de los acuerdos por
parte de las directivas como represalias de acoso laboral que han llevado a
traslados de puestos de trabajo de manera unilateral e injusta.
Si no
hubieran existido las dos huelgas de los meses anteriores, seguramente no
habría posibilidad alguna de vislumbrar la posibilidad de recuperar la
capacidad adquisitiva perdida a lo largo de los últimos años ni dar el debate
sobre el manejo de la nómina paralela manejada a voluntad del rector con los
cargos de libre nombramiento y remoción que de alguna manera se le pudo poner
pausa a esta forma de derroche de recursos legal aunque ilegítima.
Pero la
huelga no es la forma única de obtener victorias, hay que combinar tácticamente
las formas de lucha para lograr los objetivos estratégicos. Ejemplo de ello es
el proceso de la Mesa Amplia Nacional Estudiantil que logró salir victoriosa de
la movilización y paro del año 2011 al lograr tumbar la reforma que
profundizaba el modelo neoliberal en la educación y que supo levantar en el
momento adecuado, en contra de quienes plantearon que era vender el movimiento,
ya que era imposible seguir construyendo la ley alternativa en esa situación,
hecho demostrado en que dos años después siguen debates y errores en el
documento que no lo han logrado consolidar completamente para entregarle al país
la ley que realmente necesita y que habrá que defender contundentemente en
la movilización y seguramente en un nuevo paro, no precipitado y con lectura
adecuada del momento y de las condiciones objetivas y subjetivas.
La
asamblea permanente actual, entonces, posee en algún modo las condiciones
subjetivas, es decir la voluntad política de pelea, pero no tiene las
condiciones objetivas por un error de lectura del momento político además de
tener vicios de vanguardismo y personalismo; el primero por tratar de derrotar
políticamente a otro sector organizado y minoritario de los trabajadores que
mostraron posiciones oportunistas; y el segundo por problemas en la renovación
de los cuadros políticos. Esas son autocríticas que se tendrán que dar de forma
sincera al interior del movimiento sindical.
Frente
a la actual coyuntura hay varias opiniones que se dan al interior de la
comunidad universitaria:
Las
voces que llaman por decir que se apoya el paro pero que lo realicen sin
bloqueos denota tanto egoísmo como ignorancia. Es decirle a los trabajadores
que no les importa lo que pase con ellos y que no son necesarios en el
funcionamiento de la Universidad, lo cual es falso puesto que la mayoría de
actividades no se podrían dar o se harían en condiciones paupérrimas.
Otra
opinión amplia es aquella que llama por levantar el paro de la forma que sea
"necesaria". Posición peligrosa que puede generar una tragedia o a
una agudización del conflicto que lleve a radicalizar las posturas postergando
las soluciones económicas y políticas que deben darse al meter en el problema a
actores externos como las fuerzas armadas, acción aún latente por las
posiciones policivas y autoritarias del vicerrector de sede quien ha defendido
acciones violentas de hecho y que afortunadamente no se han concretado.
La
opinión que compartimos es que el Comité Pro Mejora Salarial debería levantar
el actual paro de manera digna, seguir dando las reivindicaciones y el debate,
articular a los stakeholders inmediatos y sus reivindicaciones, es decir
estudiantes y profesores, ganar nuevamente la confianza entre todos los
estamentos, incluyendo a aquellos trabajadores que no comparten la actual
situación, y quienes viven en condiciones pésimas de trabajo como los de
prestación de servicios que no tienen posibilidad siquiera de dar la pelea, y
finalmente seguir dando el proceso de diálogo y negociación. Es posible que una
nueva huelga sea necesaria pero habrá que demostrarla, no precipitarla y darla
cuando en un mejor momento junto a otras que están pendientes como por ejemplo
las del movimiento estudiantil.
Bienvenida la crítica y el debate de manera abierta que puede causar molestias
pero que el no hacerlo lleva al culto a la personalidad y el burocratismo.
Nota: el último
comunicado del Comité Pro Mejora Salarial con fecha del 30 de agosto
da la razón en algún modo las opiniones aquí expresadas ya que en sus cuatro
puntos no plantea ya el levantamiento hasta la victoria final sino que son
reivindicaciones que se pudieron haber hecho sin paro.
Leonardo León
Leonardo León
@ingcritica
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