domingo, 15 de septiembre de 2013

¿De qué Normalidad Académica Hablamos?

Ciudad Universitaria, Septiembre 14 de 2013

Profesor: Ignacio Mantilla
Rector
Universidad Nacional de Colombia
Segunda Carta Abierta al Rector de la Universidad Nacional

¿De qué Normalidad Académica Hablamos?
Curioso argumento apelar a la solidaridad para legitimar su decisión de no dialogar. Aún más curioso si se tiene en cuenta que la comunidad universitaria le ha dirigido, en ya dos ocasiones, comunicaciones esperando su respuesta, y en un caso, su presencia; en ambos casos, el silencio y el alegato de que no existen condiciones de seguridad por parte de quienes ahora usted llama a solidarizarse con usted, fueron las respuestas de su parte.
Es esta la segunda vez que le escribo este “semestre”; y quiero partir, profesor, de demandar de su parte respuestas a las preguntas abiertas en la primera comunicación –que le anexo de nuevo – . No he sido el único que le ha dirigido comunicaciones en este periodo, y no he sido el único que se ha quedado esperando una respuesta, o que usted entre en razón y reconsidere su posición ante la situación de los y las trabajadores, en particular, y ante la crisis de la Universidad Nacional en general. Y ahora, espera que así como sí nada, nos solidaricemos con un directivo que no escucha a la comunidad universitaria, que la desconoce, la descalifica. Déjeme decirle que altisonante e irresponsable, así como ambigua, me ha parecido su más reciente comunicación. No entiendo como sustenta usted que resolver el conflicto de los trabajadores “como se hizo en las dos ocasiones anteriores” da lugar a nuevos bloqueos; hasta qué punto, me pregunto, una solución definitiva a la situación laboral de la UN, favorable y justa, da lugar a nuevas protestas.
Hasta qué punto es válido en una Universidad alegar que “como se hizo en las dos ocasiones anteriores”, dialogar, concertar, sea una opción desechada por parte de un directivo. ¿Cuál es entonces la nueva alternativa?, entregar la autonomía universitaria a la Procuraduría; es paradójico, ciertamente, que alegue que en uso de la autonomía la UN entrega la autonomía a la Procuraduría. La misma que inhabilito a un docente de la UNAL, condenándolo, en un caso que la misma Justicia cerró por falta de pruebas; la misma que contraría a las políticas de Bienestar, o mejor a sus enunciados sin llevar a cabo como usted sabe, en materia de salud sexual y reproductiva. La misma que se alinea con sectores sociales que cuestionan que Docentes de la UNAL investiguen el conflicto social, político y armado en Colombia. Me parece que quién no da un uso responsable a dicha autonomía es usted, y me lo reafirma su iniciativa del préstamo de $1 billón con el Banco Mundial.
Invoca usted, profesor, la “autonomía entutelada” en palabras del equipo que vino a la UNAL en el marco de su acreditación internacional; entutelada por la auto financiación y los préstamos, entutelada por los criterios coactivos del MEN para la asignación de recursos adicionales. Hechos ante los cuales usted, o bien guarda silencio y da continuidad, o aún peor, impulsa. Aún más triste es notar como hasta la misma Ministra –y eso es mucho decir, y usted lo sabe más que yo–, en el último CSU, reconocía los errores de parte de ustedes en la negociación con los trabajadores, incluso reconociendo el incumplimiento que usted niega en el comunicado. Lo que más me llama la atención es el carácter de su invitación. Le recuerdo que ustedes, en el CSU, suspendieron el calendario académico, y por tanto, su reactivación en este momento pasa por levantar dicha medida, hecho que hasta ahora no ha ocurrido. Así que es engañoso el argumento de que la suspensión de clases es fruto de los bloqueos, lo es también de la decisión que tomaron ustedes en las Sedes Bogotá y Palmira. De un modo ambiguo, y notará que eso tiene implicaciones en los ánimos de la comunidad universitaria, no aclara a que se refiere con salvar el semestre.
En una parte del texto asegura que el problema es no culminarlo este año, en otra que está en riesgo, y en medio de ello, paralelamente, reprograma los exámenes de admisión. Tanta confusión es inaceptable de su parte, es peligrosista y alarmista. Me parece que es un caso similar al de las ceremonias de grado, incluso igual al mismo examen de admisión. Usted debe saber que los trabajadores cedieron en garantizar el desarrollo de dichos exámenes, y que los estudiantes nos ofrecimos como garantes para poder realizarlos en medio de la asamblea permanente de los trabajadores; fueron ustedes quienes los aplazaron. De igual modo, los grados que se desarrollaron en el Alfonso López, fueron llevados a cabo allí por decisión de las directivas; si usted está enterado, sabrá que los trabajadores garantizaron la apertura del León de Greiff, y que allí se desarrollaron varias ceremonias de grado sin ningún contratiempo, y para satisfacción de los graduandos, como muchos lo hicieron saber a los trabajadores. Pero quizá lo más diciente de su actitud es su llamado a retomar la normalidad académica.
Déjeme decirle, como estudiante, que tal cosa no existe hace mucho tiempo, años, y que en esta ocasión es aún más agudo. Asegurar, como lo hace usted, que el miércoles, luego de su invitación a retomar actividades el martes, implica normalidad académica me desconcierta: creo que usted ha naturalizado la situación de la Universidad a un punto tal que considera “normalidad” a la mediocridad en que se sume la Universidad producto de la crisis que enfrenta, y las medidas académico administrativas que ustedes toman. Usted invita no a la normalidad académica, invita a la mediocridad académica. La de la planta docente congelada; la de los cursos sin docentes contratados; la de aulas, salones, auditorios y laboratorios insuficientes y en mal estado; la de estudiantes de salud sin Hospital Universitario; la del hacinamiento; la de la zozobra de no saber aún la forma final de los horarios producto de las dos dificultades que se presentaron con el SIA, la del sobrecupo, la de la imposibilidad de acceder a la plataforma. A retomar la mediocridad de la UN a punto de perder predios del campus, a punto de perder sus residencias universitarias, la del bienestar universitario inexistente.
Si se hubiese tomado el tiempo de leer nuestras exigencias, de dar la cara para dialogar, notaría que nosotros llevamos ya semanas invitándolo a que, efectivamente, retomemos para la UN la normalidad académica, entendida como sinónimo de excelencia académica. Pírrico es regodearse de ser de las mejores Universidades del País si, como usted debe saber, el estado de las Universidades Públicas del País es deplorable como resultado del abandono estatal; en medio de un sinfín de instituciones de bajísima calidad que pululan en el mal llamado sistema de educación superior de Colombia. Nada más cierto frente a esa actitud que el adagio: en país de ciegos, el tuerto es Rey.
Normalidad y excelencia académica implica resolver la crisis de la UN, que desborda el conflicto laboral actual. Acá lo que está en juego es la Universidad Nacional como proyecto público. A manera de ejemplo, le invito a que consulte con sus colegas, seguramente muchos de ellos, incluso usted, tengo entendido, se benefició en sus épocas de estudiante de las residencias estudiantiles, del restaurante universitario y demás políticas académicas que le garantizaron a muchos, hoy docentes algunos de ellos e incluso directivos, acceder a educación superior. El hecho de que usted “invite” a la comunidad el martes a retomar la normalidad, debería implicar, evaluar salidas a la crisis. Y no como parece entenderse entre líneas, a confrontarnos como comunidad universitaria.
Son ese tipo de cosas, como también su designación, la aprobación del plan global de desarrollo de la UN, el cambio del algoritmo de admisión o sus declaraciones ante los medios lo que realmente generan ese “debilitamiento irracional de la institucionalidad”. Pues, como le he venido diciendo, nosotros, los estudiantes, sin estar en asamblea permanente, hemos adelantado gestiones ante usted buscando respuestas, llamando al diálogo y proponiendo soluciones; al hacer oídos sordos a nuestros planteamientos, es usted el que debilita la institucionalidad, y erige el autoritarismo, la unilateralidad, como norma de “gobierno” universitario. Con la implicación de que hace, entonces, de la UNAL no una escuela de ciudadanos democráticos, sino una escuela de subordinados a sus decisiones. De nuevo, para culminar, le reitero nuestro llamado al dialogo. Y a reconocernos y respetarnos. Le aseguro, y de hecho lo reto, a que en el próximo Consejo Académico, que inexplicablemente cancelaron ustedes; hagamos el ejercicio de instalar, los dos, los equipos para el desarrollo del mismo; de cocinar el almuerzo de los consejeros; de llevar el acta, preparar los documentos. Le aseguro que ese ejercicio le permitirá notar la dimensión humana, e incluso misional, que cumplen esas personas que usted ha descalificado y dilatado la solución a sus demandas.
Ya que usted llama a la comunidad a asistir al campus el día martes le propongo, en concordancia con la asamblea estudiantil y sus definiciones, que nos encontremos el día martes en el auditorio León de Greiff, y que discutamos de manera abierta, franca, polémica pero precisa en su objetivo de resolver la crisis, cómo efectivamente logramos normalidad académica en la UNAL, que como le he venido expresando, va más allá de simplemente retomar clases este martes. Es decir, reitero la invitación a que asista a la instalación de la mesa de interlocución que le hemos venido proponiendo desde hace ya dos semanas, que inicie el diálogo, que arranque la discusión. Me imaginó que si su invitación el martes es responsable, y usted lo es, no tendrá ningún problema en acercarse al campus; a menos que su intención sea generar confrontación, hecho que de plano le digo es irresponsable, cobarde y que recae sobre sus hombros. Estoy seguro que eso va en real concordancia con lograr cohesión en la comunidad universitaria, y no confrontación ni rupturas; en reconstruir la institucionalidad, con unas directivas abiertas al diálogo, y la construcción colectiva; en retomar la normalidad académica, la excelencia de la UNAL, antes que volver a la mediocridad que nos ha implicado esta crisis. No es más, profesor, lo espero el martes. Allá nos veremos. Universitariamente,

Cristian Hurtado S.
Representante Estudiantil ante Consejo Académico

Universidad Nacional de Colombia.

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