…Militarización
de la Vida Social… Podrá ser una Imposición, pero no es el Camino…
“Soldadito de plomo,
no hace falta que tengas que luchar
por un general de madera.”
Cecilia.
Lxs jóvenes de la Colombia de
hoy nacimos en medio de la guerra, somos producto de una historia de conflictos
y memorias de violencias desde tiempos de la Republica que nuestros viejxs y
maestros nos han pasado de voz en voz, pero que cada vez más parecen relegarse
al rincón de la amnesia con cerca de
medio de siglo de duración.
Son miles los efectos que ha
causado esta historia de guerra y conflictos armado-sociales no resueltos,
consecuencias de todo tipo, desde las miles de muertes, torturas, desapariciones,
genocidios, masacres, etnocidios, violaciones sexuales; hasta un efecto quizás más peligroso para la
sociedad colombiana y es la existencia hoy de una militarización de la vida y
del tejido social, aquí “ya nada
sorprende”, es un acostumbrarse a vivir en la violencia, a no asumirse como
conjunto de una sociedad que tiene sus propios conflictos y que debe
solucionarlos dialogando concienzudamente como sujetos sociales, sino todo lo
contrario nos aborda hoy una suerte de
simplicidad y facilismo para todo, una creencia ciega de que la guerra se
soluciona con más guerra, una “obediencia por la obediencia” porque “el que
manda, manda, aunque mande mal”, tenemos hoy en su mayoría un “conjunto social”
formado de sujetos individuales e indiferentes, con miedo e intimidación que
imposibilitan la solidaridad, con una homogenización de pensamiento que
estigmatiza al que piensa diferente, de “el que no está conmigo está contra mi”
sin importar sus razones y al final en este país “sálvese quien pueda”.
Los y las jóvenes en
diferentes espacios y procesos juveniles
en el país hemos dicho que la militarización es uno de los principales
problemas que vivimos, y que se expresa de múltiples maneras: presencia armada
en nuestros territorio, reclutamiento forzado de jóvenxs para la guerra por
parte de grupos legales e ilegales, represión a las movilizaciones y acciones
de lucha, señalamiento a las organizaciones sociales, asesinato de líderxs,
aumento de problemas sociales (embarazos en jóvenes, drogadicción, robos) en zonas
de mayor presencia de fuerza pública, presencia de grupos de limpieza,
ejecuciones extrajudiciales, entre otros. Estamos en contra de esta, porque se
expresa y evidencia en la cotidianidad de nuestras vidas, por medio de la
intención ideológica disimulada que pretende construir un tipo de ser humano
obediente, conformista, que no cuestiona, consumista, in-solidario, un ser humano modelo para la reproducción de
las condiciones de desigualdad y de opresión en las que nos encontramos.
Una de las arbitrariedades más
frecuentes y destacadas que cometen las fuerzas militares son los
reclutamientos militares ilegales denominados “batidas” que se presentan en su
mayoría en zonas rurales y en barrios marginales de las ciudades, en las cuales
por la falta de claridad en los mecanismos de incorporación no se respeta la
dignidad, la libre movilidad e incluso se presentan agresiones contra la
integridad personal del joven, por el hecho de no poseer la libreta militar,
contrariando el debido proceso establecido por la ley de reclutamiento militar,
tal magnitud de ilegalidad reúnen estas llamadas “batidas” o “redadas” que el
Grupo de Trabajo sobre Detención Arbitraria de Naciones Unidas las ha declarado
como “detenciones arbitrarias”.
Todavía se da la presión social
de que el joven por ser hombre debe ir a prestar el servicio militar
obligatorio, para que se convierta realmente en un varón, capaz de defenderse
en su vida y de defender a la patria como es debido. Muy común es escuchar en
esta sociedad machista y militarizada, cuando un niño está muy hiperactivo
y no hace caso, decir, que “va a tocar
meterlo a la academia militar” o que la única forma como lo van a corregir es
“cuando preste el servicio militar”.
Estas son unas de las causas
que han motivado a jóvenes hombres y mujeres a organizarse en grupos que
dinamizan procesos sociales en torno a la legitimación de la no prestación del
servicio militar obligatorio, con estrategias definidas claramente en cuanto a
los acompañamientos jurídicos, políticos y psicosociales, creando y
consolidando una base social y un entorno político favorable al proceso de
consolidación de los movimientos de objetores(as) y de la objeción de
conciencia en Colombia.
Sabemos que la punta de lanza
donde nos expresamos en contra de la guerra es la objeción al servicio militar
obligatorio, pero en general estamos en contra de cualquier forma y acción que
militarice la vida, creemos que tal militarización tiene su expresión más
directa en lo armado, pero hay otras acciones que van en contravía de la
libertad de conciencia y expresión en nuestro país.
Tras este contexto nuestra
apuesta debe estar llamada a la
participación activa de lxs jóvenes, por su expresión en diversas formas
organizativas (deportivas, culturales y artísticas), con lo cual se confronta
directamente a una sociedad que genera
violencia y exclusión en todos los ámbitos de la vida, además de encontrarnos
en la acción y la reflexión que nos lleve a generar propuestas alternativas de
una sociedad que rompa con la tradición de violencia a la cual nos obligaron
asistir.
Es por esto que este 24 de
agosto nos hacemos un llamado para movilizarnos en contra de todas las formas
de militarización del tejido social, para esto se propone un encuentro en el
cual aportemos en la construcción de un accionar conjunto con base a este tema.
Fecha
de construcción: 8 DE AGOSTO
Hora: 3:00 PM
Lugar: entrada al Jardín Botánico.
Contactos:
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