lunes, 12 de agosto de 2013

La MANE: pasado, presente y futuro (II)

II. APORTES Y AVANCES DEL MOVIMIENTO ESTUDIANTIL CON LA MANE
El 1, 2 y 3 de junio de éste año se realizó el VII plenario de la MANE en la Universidad de Antioquia, siendo, tal vez, uno de los plenarios más importantes en esta corta y reciente pero continua historia que ha venido recorriendo el movimiento estudiantil.
Durante estos tres días se realizaron los debates finales entorno al grueso de la propuesta de educación superior, así como también se abordaron temas organizativos y proyecciones tácticas para el segundo semestre del año en curso, determinadas principalmente por la legitimación y disputa del proyecto de ley alternativa.
De una u otra forma en esta sesión se ajustaron y cristalizaron los avances del trabajo programático desarrollado en el último año y medio[1], trabajo arduo que implicó la realización de reuniones periódicas, foros, seminarios, comisiones académicas, encuentros estudiantiles, así como el primer encuentro social y popular. Estos encuentros de carácter nacional permitieron darle continuidad a la elaboración de la propuesta de forma unificada, y se nutrieron a su vez de los insumos generados en los espacios de construcción local que a la par se iban desarrollando.
En todo este proceso se contó con apoyo permanente de profesores de distintas universidades, los cuales por su misma experiencia y compromiso en la defensa de la educación superior ya contaban con insumos y propuestas para aportar a la construcción. Sin embargo, es necesario clarificar que, a pesar de la importancia que tiene la edificación de la nueva Ley Alternativa, la participación estudiantil durante este tiempo fue mucho más baja que durante las movilizaciones que lograron parar la reforma gubernamental, lo cual analizo desde dos puntos: primero, que a partir de la decisión de bajar el paro (en noviembre de 2011), un sector del estudiantado desestimó la posibilidad de que el proceso fuera a continuar y a avanzar en la conquista de una nueva educación, posición que recogía un gran nivel de radicalidad, pero también era sumamente reivindicativa ya que proponían que el gobierno efectuase pequeños cambios para amortiguar la profunda crisis de la educación superior; y segundo, en continuidad de lo anterior, se generó cierta incertidumbre sobre la MANE y comenzó a cuestionarse hasta qué punto ésta era/es un escenario abierto a la participación de todos los estudiantes, debido a que en los debates era evidente que diversas fuerzas políticas estudiantiles (representadas en organizaciones de carácter nacional) hacían/hacen grandes esfuerzos por imponer sus visiones, lo que conllevó –pudiendo ser aún vigente– la pérdida de cierta parte de la base social y el reconocimiento de la MANE dentro del estudiantado.
No obstante, es de precisar que los niveles de la discusión frente a una propuesta de educación superior son desnivelados entre procesos organizativos que cuentan con acumulados programáticos y propuestas para el cambio de la educación superior, y la comunidad estudiantil en general, en algunos casos despolitizada y sin propuestas claras, con un alto compromiso para la movilización y el rechazo a una propuesta, pero con grandes vacíos y pocas expectativas para emprender una labor de construcción, a mediano plazo, de una nueva ley de educación superior.
Sin embargo, aún con todas la dificultades internas, con los obstáculos que interponía el gobierno, y los medios de comunicación que han tratado de desacreditar el proceso, hoy puede decirse que la MANE ha cumplido su tarea y que para este año 2013 ha finiquitado el proceso de discusión y elaboración de su principal herramienta para la lucha social y política: una propuesta de Ley Alternativa de Educación Superior.
Desde finales de 2011 hasta lo que va corrido de 2013 la MANE ha trasegado por los inicios de su existencia en la vida pública nacional como principal actor político nacional articulador del estudiantado, de igual forma, en este tiempo han emergido apuestas de articulación local y regional que son muestra de la perspectiva de desarrollo del proceso y que fortalecen los procesos de lucha por una nueva educación superior. Podríamos caracterizar este tiempo, como un período de latencia en el movimiento estudiantil, asumiendo que en la construcción y desarrollo de los movimientos sociales, hay momentos de irrupción en la escena pública y de álgida movilización en la coyuntura, así como momentos de latencia, donde pareciera que el movimiento desaparece, pero lo que sucede es que hay una dinámica con menor visibilización pública en la que se construye y fortalece el proceso en la búsqueda de un accionar más poderoso a corto o mediano plazo, normalmente se asocia con un mayor relacionamiento hacia adentro del movimiento.
A continuación mencionaré, de forma concisa, algunos elementos que pueden entenderse como aportes y avances del movimiento estudiantil en este período de articulación mediante la MANE:
a)   Acierto y triunfo en la coyuntura de 2011: Podríamos decir que desde sectores organizados del estudiantado hubo una lectura acertada del escenario de disputa frente a la reforma a la Ley 30, lo cual propicio la creación de la MANE y permitió afrontar la coyuntura de forma inteligente y con acumulados, a lo cual vale la pena agregar el ánimo unitario y la voluntad de articulación de distintos sectores. Fue notorio el hecho de que hubiese dos puntos claros para la coyuntura (rechazo de la reforma gubernamental y apuesta de construcción democrática de una nueva ley) que, viabilizados mediante una movilización permanente, unificada, amplia e innovadora, permitió poner al gobierno contra la pared y arrancar un valioso triunfo para el sector estudiantil y universitario, así como para el movimiento social y popular colombiano.
Valga la pena resaltar el desarrollo de movilizaciones coloridas, alegres, creativas, que facilitaron la participación de una gran parte de la comunidad educativa y permitió ganar en credibilidad y aceptación frente a la población colombiana.
b)   Construcción programática: Sin lugar a dudas uno de los principales soportes de este procesos unitario como lo es la MANE ha sido la construcción programática entorno a los 6 puntos del programa mínimo, que suponen la definición de unos mínimos comunes para la acción política, sin desconectarse de lo reivindicativo, además que estos son puntos cardinales para pensarse una nueva educación.
Durante este tiempo han sido amplios y diversos los escenarios de discusión y articulación de  propuestas, tanto en instituciones, a nivel local-regional y en escenarios nacionales, también es necesario mencionar que se ha pasado por fuertes y nutritivos debates ya que en un principio (debido a la misma base social del proceso) primaba una visión fundamentada en una apuesta de nueva universidad pública, a lo cual se fue anexando y complementando distintos aspectos atinentes a universidades privadas y a instituciones técnicas y tecnológicas, logrando con ello avanzar en la constitución de una propuesta de educación superior en su conjunto y no fragmentando el debate entre universidades e ITT´s o entre instituciones públicas y privadas.
c)    Más allá del movimiento estudiantil universitario: Tal vez uno de los elementos más nuevos en la constitución del movimiento en este tiempo ha sido el hecho de que no sólo haya participación de estudiantes de instituciones públicas como ha sucedido normalmente, sino que para el caso de la MANE nos encontramos con una importante participación de estudiantes de instituciones privadas (obviamente no mayor a la de estudiantes de instituciones públicas), que han nutrido el debate y ampliado el marco de la discusión, además que ha permitido, como es también el caso en el movimiento estudiantil chileno, asumir que la lucha por una educación pública no se restringe a la comunidad estudiantil de instituciones públicas, sino al grueso de la juventud y el estudiantado, así como a la población colombiana en general. De igual forma el movimiento se ha diversificado aún más con la participación de estudiantes de distintas instituciones técnicas y tecnológicas y con la presencia de estudiantes del SENA; esto, aún pudiendo representar la necesidad de mayores debates, ha nutrido y potenciado el proceso de la MANE.
d)   El alcance nacional y el proceso articulador permanente: Luego de algunos intentos en años anteriores, cuando se trabajó en la constitución de una coordinadora nacional estudiantil universitaria[2], la MANE consigue ser la experiencia con mayores logros en la construcción de un proceso nacional que pueda darle conducción unificada al movimiento estudiantil colombiano, además que ha permitido desarrollar un proceso de articulación permanente a partir de la realización de encuentros nacionales plenarios, organizativos, programáticos, académicos, de comunicaciones, y asumiendo también que en diversas instituciones educativas y localidades se ha avanzado positivamente en la creación de escenarios de coordinación, principalmente entre procesos organizativos del estudiantado. Esta característica de construcción nacional es fundamental cuando el adversario de una lucha social se encuentra representado de igual forma por una instancia nacional, es claramente un logro que debe fortalecerse en la perspectiva de seguir teniendo una importante figuración en el escenario político alrededor de un proyecto de nación.
No obstante, es preciso mencionar que no se ha logrado constituir a la MANE como un referente organizativo para el común del estudiantado, y en ciertos momentos se ha generado desacreditación porque se observa el espacio como un escenario de hegemonía de las organizaciones estudiantiles nacionales. Así mismo, en el momento que se definió elegir voceros nacionales, aún siendo necesario hacerlo, se optó por llevarlo a cabo mediante un ejercicio que no reconocía la diversidad del estudiantado y la participación de todas las regiones, lo cual conllevó una gran expresión de centralismo (bogotano) y una pelea conversada/consensuada entre las organizaciones nacionales por los puestos de vocería[3].
Por último, resulta importante mencionar que hay diversas discusiones por delante, como es el caso de si la MANE continúa siendo una espacio articulador de organizaciones estudiantiles o si se define como la posible organización unitaria de los estudiantes de la educación superior en Colombia, lo cual es un debate de importantes dimensiones y que puede definir, en cierta medida, el futuro del proceso.
e)   Del movimiento estudiantil al movimiento por la educación: Aún cuando la lucha contra la reforma gubernamental y todo el proceso de construcción de la propuesta de ley alternativa ha estado sustentada en el sector estudiantil, no es posible desconocer que para que el triunfo en el 2011 hubiese sido posible y tuviera el impacto que tuvo fue primordial extender la discusión más allá de las instituciones educativas, se requirió construir estrategias para visibilizar públicamente el proceso y ganar simpatías de la población colombiana ante la lucha que se desarrollaba.
Por otra parte, de forma acertada, la MANE optó por definir que la lucha por una nueva educación se enmarca en la construcción de un país con soberanía, democracia y paz, ensanchando con ello el marco de referencia, de una lucha netamente reivindicativa-sectorial a pensarla con un alcance político y transformador (mediante pequeños cambios como lo es una posible nueva ley). Esto se ha visto representado en el llamado a realizar escenarios denominados “Encuentro Social y Popular” que tienen el objetivo de trascender de la idea de que debe ser el movimiento estudiantil el único actor, para pasar a una idea en la que el movimiento estudiantil es actor protagónico pero se convoca a la construcción de movimiento por la educación donde confluyan estudiantes, docentes, trabajadores, jóvenes, padres, madres, indígenas, campesinos, afrodescendientes, etc, es decir convocando a que los sectores populares en su conjunto hagan suya la lucha por una nueva educación superior.
f)     Apuesta por la construcción de coyuntura: Finalmente, el que la MANE asumiera la construcción de una propuesta alternativa de ley, permitió dar un salto en la posibilidad de superar el histórico coyunturalismo y el ejercicio reaccionario, para avanzar hacia escenarios en el que la disputa política pueda contar con elementos como la propuesta y la iniciativa política por parte del movimiento, así como la posibilidad de contar con todo un acumulado que sustente la lucha y la realización de posibles acciones de hecho que produzcan nuevamente la irrupción del estudiantado en la escena pública, esta vez con el objetivo de construir una coyuntura en la cual se pueda disputar y ganar una nueva educación para tod@s l@s colombian@s. No obstante, siendo este el principal avance del proceso, este punto aún está en perspectiva, ya que dependiendo de lo que se desarrolle en este semestre es que sabremos si el movimiento maduró y asumió el profundo reto de ser un actor con agenda y proyectos propios, que no depende ni pone a depender su acción de las formas de accionar y de los tiempos de su adversario, el gobierno nacional.



[1] Esto se encuentra en el Documento de consensos políticos de la MANE, junio de 2013, y en las versiones de borrador de ley.
[2] Este proceso remite a los años 2003 - 2005.
[3] Estas decisiones se tomaron en el Comité Operativo llevado a cabo en la Ciudad de Manizales en marzo de 2012.


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