Representantes
de Bienestar de las distintas sedes de la Universidad Nacional se reunieron en
Medellín para analizar la convivencia universitaria en el marco del conflicto y
posconflicto político en el país.
Para
Carlos Medina, profesor y director de Bienestar Universitario de la Facultad de
Derecho y Ciencias Políticas y Sociales de la UN Bogotá, y vinculado a la mesa
de conversaciones en La Habana– la UN, como “alma máter” de la reflexión
científica, académica y de proyección, ha cumplido en este proceso, “un papel
muy destacado y reconocido, tanto por el Gobierno como por la insurgencia de
las Farc”.
Por
eso, explicó que la universidad que se requiere para el posconflicto, es la que
“convierte los acuerdos en prácticas institucionales, en proyectos, programas y
planes de desarrollo, para que la paz pase de discurso a realidad
transformadora y a la construcción de un bienestar significativo para la
nación”.
En ese
sentido, dijo que la agenda de conversaciones de La Habana es muy parecida a la
que se debe construir para las reflexiones al interior de la Institución, “para
nuestra convivencia y para la solución de nuestros propios conflictos”.
Asimismo,
León Ramírez, docente y anterior director de Bienestar de la Facultad de
Ciencias Humanas y Económicas de la Sede Medellín, expresó que el tema de la
convivencia universitaria es decisivo, de cara a una situación de posconflicto
previsible en Colombia, ya que la guerra “ha sido un gran caldo de cultivo para
todo tipo de actitudes de ilegalidad que a nuestro juicio, demandan de la UN
una reflexión y una actitud pedagógica frente al país”.
Restrepo
señaló también que Colombia va a recibir un gran número de personas que han
estado vinculadas de una manera consistente a actividades de guerra y
conflicto, y por eso, “tiene que construir los mecanismos para que encuentren
un espacio en la vida civil y en la inserción en la sociedad, así como en la
construcción de mecanismos de fortalecimiento para su participación en la vida
social y política”.
El
principal problema según él, es que –sin duda– muchos de los actuales actores,
van a tener múltiples invitaciones y demandas de parte de los grupos ilegales y
de las bandas criminales para vincularse.
Por
eso, dijo que la Universidad tiene que convertirse en una real alternativa para
ellos y traerlos. “No es solo decir que estamos aquí. Creo que la UN tiene que
hacer la tarea de ofrecerse como opción y, es evidente que eso requiere
repensar nuestros manejos académicos, porque no es simplemente decir “venga,
siéntese a presentar un examen de admisión con los estándares de rigor que
manejamos”. Hay que hacer cosas muy imaginativas, porque la sociedad colombiana
no se puede dar el lujo de perder nuevamente a toda esta cantidad de personas”.
Finalmente,
Diego Arango, director nacional de Bienestar de la Universidad, expresó:
“Entendemos que nuestros campus en la medida en que son más grandes, pasan de
ser ciudadelas a ciudades y estamos pensando la convivencia partiendo de que va
a haber un acuerdo de paz”.
Por eso
resaltó que, en primer lugar, la Universidad debe hacer el ejercicio al
interior y darle elementos y pautas a la sociedad, “para que tengamos una
convivencia en el posconflicto, no únicamente aquí, sino también en nuestras
ciudades y en la nación”.
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