
Directivas
de la Universidad arremeten contra expresiones culturales plasmadas en nuestros
muros: además de cercenar las libertades de expresión, pensamiento y opinión de
los estudiantes, este acto atenta contra la memoria histórica que hace décadas
por esta vía se venía construyendo en la Institución.
Los
murales y grafitis hechos en honor a Jaime Garzón y Jaime Pardo Leal, ambos
asesinados por quienes tradicionalmente han detentado el poder en el país; a
Paula Andrea Ospina y Magali Betancur, estudiantes de la Universidad muertas en
el 2005 en enfrentamientos con el ESMAD; a la Revolución Cubana, referente de
lucha y emancipación para América Latina; a la Pacha Mama y los pueblos
indígenas; y otros tantos en los que se rechazaba el imperialismo y el maltrato
a la mujer, no sólo reivindicaban las banderas de lucha de los que ya no están
y manifestaban motivos de indignación con la institucionalidad colombiana, sino
que constituían a su alrededor todo un referente de cohesión, identidad
cultural y memoria histórica: parte de nuestra historia, eso fue lo que cobarde
y arbitrariamente intentó borrar la administración de la Universidad cubriendo
de gris nuestras paredes y muros en época de vacaciones. Por eso rechazamos tal
acción y exigimos, en vista de que ya no puede resarcirse, su no repetición.
Sin
embargo no lograron su objetivo, de eso pueden estar seguros, borraron uno de
nuestros referentes pero no nuestra memoria, ésta sigue intacta y más viva que
nunca, nutriéndose con cada día de lucha y estudio, nuestras voces que se alzan
y no ceden ante la represión son evidencia de ello.
Pero
los ataques no ocurrieron sólo en ese sentido, durante el periodo de vacaciones
y como ya es conocido por muchos, la Administración arrasó, con herbicidas y
guadaña, con la Huerta Agroecológica de GRAECO, en donde se había construido
todo un ecosistema –con cientos de especies- libre de tóxicos y semillas
manipuladas genéticamente (algunas de ellas invaluables) y se desarrollaban,
entre otras cosas, proyectos de extensión e investigación. Este no es más que
otro atentado en contra de los estudiantes y de la sociedad en general; las
libertades de enseñanza, aprendizaje, investigación y cátedra (art 27 C.N.), el
derecho a la educación con función social para la protección del medio ambiente
(art 67) y el deber del Estado de conservar las áreas de especial importancia
ecológica (art 69), entre otros, fueron aquí violados. Por eso manifestamos
nuestro desapruebo y rechazo a esta acción y exigimos se tomen medidas, no solo
para que hechos como este no se repitan sino para que sean aplicadas las
respectivas sanciones.
Por
último, queremos en este espacio saludar a los compañeros nuevos que en este
semestre entran a formar parte de la comunidad universitaria. Les damos la
bienvenida seguros de que los encontraremos en pasillos, salones, espacios de
discusión y calles siempre dispuestos a defender el carácter público y la
calidad de la educación que imparte su Universidad. Todo ello sin olvidarnos,
desde luego, que sólo el 15,5% de quienes se presentaron para este periodo
académico fueron admitidos: casi 78001 personas se quedaron por fuera y eso sin
contar a quienes no pudieron compara el PIN para la inscripción. Nuestra lucha
también es por ellos, por condiciones realmente democráticas e igualitarias en
el acceso a la educación y demás derechos para todos los colombianos.
Por una
Universidad crítica, creadora y transformadora,
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