Carolina es una
genuina representante de la juventud inconforme y rebelde colombiana. Llena de
sueños y aspiraciones, no se ha limitado a dedicar su energía a objetivos
individuales de superación personal, sino que ha tratado de vincular cada
actividad de su corta vida a proyectos sociales. Si bien proviene de una
familia de escasos recursos ello no ha sido obstáculo para participar en
acciones colectivas en muchos ámbitos. Esta es una razón para que hoy todos los
que estén de acuerdo en la justeza de la rebeldía juvenil puedan ver en
Carolina un símbolo y que unamos esfuerzos en la exigencia a los gobiernos de
Colombia y Ecuador para que pongan los recursos al alcance de ambos Estados al
servicio de su búsqueda.
Carolina se inició en
las luchas sociales al tiempo con miles de jóvenes que, desde las escuelas y
colegios públicos, se movilizaron al llamado de los maestros para enfrentar el
recorte de las transferencias de recursos para la educación, en el movimiento estudiantil
de 2007, en el que los secundarios de Bogotá se tomaron 100 colegios durante
más de una semana. Ella participó en el Colegio Distrital Venecia, ayudando a
sus compañeros que organizaron la UPJ (Unidos Pa no estar Jodidos).
Posteriormente, y ante
la imposibilidad inmediata de vincularse a una universidad para iniciar
estudios profesionales, Carolina se inscribió en el Servicio Nacional de
Aprendizaje (Sena) para capacitarse en el oficio de la serigrafía. Desde allí,
al lado de sus compañeros de estudios contribuyó a la creación en Bogotá del
Comité Estudiantil del Sena (Coes) que fue una organización fundamental en la
lucha por la defensa de la llamada “universidad de los pobres”, donde se han
formado varias generaciones de obreros calificados en el país.
Más adelante, y con
el objetivo de construir una organización estudiantil democrática, basada en
los métodos de las organizaciones obreras, Carolina fue promotora del Sindicato
Estudiantil (Sies). Luego de ingresar a la Universidad Distrital, Carolina hizo
parte del movimiento estudiantil que el año pasado obligó al gobierno de Santos
a retirar el reaccionario proyecto de reforma a la Ley 30. En medio de esta
actividad lideró la constitución de la corriente Unidad Estudiantil (Unes).
Ha sido coordinadora
del periódico del mismo nombre y participó activamente en los encuentros
estudiantiles que dieron paso a la Mesa Amplia Nacional Estudiantil. En la
lucha por consolidar la Mane, Carolina ha hecho parte de la llamada Red
Independiente que agrupa a diversos sectores cuyo punto de confluencia ha sido
la defensa de métodos democráticos de deliberación, decisión y movilización
estudiantil. Se ha distinguido por su claridad en la denuncia de los planes
reaccionarios del gobierno y los comportamientos burocráticos o sectarios al
interior de la Mane, ganando un merecido reconocimiento en la vanguardia de
activistas estudiantiles universitarios.
Una activista de la
cultura Carolina es además una estudiante juiciosa y creativa de la carrera de
Educación Artística de la Universidad Distrital. Participa en las iniciativas
colectivas que promueven sus compañeros de estudios, pero en particular se
motiva por la fotografía y los montajes teatrales. Por esa vía ha hecho parte
del grupo Diafragma Teatro, dirigido por William Fortich, grupo que pertenece
al movimiento cultural y social Mujeres en Escena (Arte y parte por la paz de
Colombia), dirigido por Patricia Ariza.
La necesidad
económica la ha llevado también a aplicar su talento artístico en la
elaboración de artesanías, a base de macrame y chaquiras, con las que Carolina
obtiene ingresos para su supervivencia, su estudio y sus viajes.
Una internacionalista por vocación
Carolina ama viajar.
Su curiosidad juvenil ya la ha llevado a recorrer parte de Latinoamérica por su
cuenta y riesgo. Pero en una sociedad sana ningún joven debería sentir temor a
la aventura, cruzar las fronteras, relacionarse con otras culturas, tejer lazos
de amistad y fraternidad entre los pueblos. En una sociedad sana una joven
mujer debería ser protegida y respetada como fuente de vida; pero no podemos
pedir eso a esta sociedad capitalista en decadencia y crisis.
Carolina ha ido
varias veces a Ecuador pues se ha enamorado de su pueblo y su cultura. Esta vez
quería permanecer más tiempo aprovechando una transición académica que la
obliga a pasar al sistema de créditos que se ha impuesto a las universidades
públicas. Intentó incluso participar en el Congreso de la Asociación Nacional
de Estudiantes Libres (Anel) de Brasil, con el objetivo de compartir
experiencias políticas, pero las dificultades económicas se lo impidieron.
Carolina somos todos
Esta breve semblanza
de Carolina Garzón solo busca compartir lo que significa su vida para nosotros:
sus camaradas, sus compañeros de estudio y lucha, sus amigos, sus familiares.
Lamentablemente, para los gobiernos burgueses de nuestros países, Carolina es
sólo un dato estadístico que se suma a la lista de centenares de desaparecidos
por motivos sociales o políticos. Lo hemos comprobado con la indolencia de la
Cancillería de Colombia frente a las solicitudes de sus familiares y nuestro
partido. Pero estamos convencidos de que con el apoyo de todos podremos
obligarlos a buscarla, a rescatarla de esa zona gris de incertidumbre que
condena al olvido a los desaparecidos y angustia a su familia, pero fortalece
nuestra decisión de encontrarla.
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