UN LLAMADO URGENTE
Medellín, 26 de Noviembre de2012
El
pasado 21 de noviembre circuló entre la comunidad universitaria un panfleto
amenazante el cual exigía el pago de extorsiones a los comerciantes, a nombre
de la banda de los Urabeños. Según esta amenaza la organización firmante
utilizara estos recursos para ejercer el control social y político en todo el
campus universitario.
Hacemos
un llamado urgente sobre las implicaciones de este tipo de prácticas ya que
estas, no solo están en detrimento de la prestación de los servicios comerciales,
sino que también atentan gravemente contra la esencia de la universidad misma
en todos sus aspectos; Autonomía universitaria, libertad de cátedra,
pensamiento crítico, libre circulación, derechos de reunión, asociación,
protesta y en general los derechos humanos, se ven gravemente afectados por
este tipo actos terroristas.
Este
“impuesto de guerra” es el recurso cuyo destino refuerza una dinámica en la
cual todos somos víctimas de mecanismos cuya lógica es el miedo que se expresa
en extorsiones, amenazas, señalamientos, desplazamientos forzosos, asesinatos
selectivos, masacres, por no mencionar otras.
Ya
nuestra historia demuestra que las concepciones tiránicas de justicia de estas
bandas paramilitares y su supuesta “ lucha por el pueblo” han generado
consecuencias catastróficas manifestadas en ríos de sangre.
En
nuestra memoria como comunidad universitaria, se encuentran hechos o más bien
tragedias que no debemos olvidar, entre los que destacamos asesinatos y
desapariciones de miembros de nuestra comunidad, recordemos a Héctor Abad,
Fernando Barrientos, Jesús María Valle, Gilberto Agudelo, Leonardo Betancur,
Luis Felipe Vélez, Gustavo Marulanda entre muchos otros.
Igualmente
no podemos olvidar el cobro de extorsiones que se les impuso según la nomina a profesores
y empleados. También recordamos el control ejercido por grupos paramilitares
que limitaron las expresiones culturales, sociales y políticas, hasta el punto
de intervenir la vida privada y el desarrollo de la personalidad de quienes
conformamos la comunidad.
Por
ello hacemos un llamado a defender la universidad pública y sus valores, a
fortalecer nuestro tejido como una comunidad que en su diversidad, se mantiene
unida para enfrentar de manera solidaria y pacífica, este tipo de agresiones
las cuales se reproducen tristemente el el resto de la ciudad y del país y de
paso recordamos que la convivencia y la armonía no deben ser el resultado
imposiciones externas sino construcciones colectivas donde participamos todos
haciendo ejercicio de nuestro derecho de autogobierno.
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