El rector de la UTP y presidente del Sistema de Universidades del Estado -SUE-, Luis Enrique Arango, ha dicho una verdad que no pocos se han atrevido a decir públicamente: Que la propuesta de la MANE para financiar la educación superior, además de ser insostenible fiscalmente, responde a intereses de una izquierda radical que logra desviar la discusión hacia temas que no son propios de la educación superior.
El siguiente es el texto de análisis del rector de la UTP:
En mi condición de Presidente del Sue , tuve ocasión de participar el pasado domingo en un evento de la mesa amplia nacional de estudiantes ( MANE) en Bogotá, en particular en una subcomisión sobre el tema de financiación; ya había leído el documento propuesta de exposición de motivos, difundido a la opinión días atrás por esta organización.
Puedo decir que un documento que denota esfuerzo y dedicación del movimiento estudiantil en su elaboración, aunque embebido en el ideario de la izquierda radical que lo hace afirmar puntos de vista innecesarios, a mi juicio, para el debate y que logra distanciarlo de las ideas predominantes en la sociedad colombiana.
Tiene aspectos de diagnóstico objetivos, pero siempre asociados a explicaciones que provienen de visiones políticamente interesadas.
Creo que si nos vamos a adentrar en juicios históricos sería bueno analizar el impacto de la guerra fría en el apoderamiento de los sindicatos por los sectores revolucionarios que llevaron a extremos de inviabilidad la negociación colectiva. Más que los intereses de los trabajadores, era la agudización de la contradicción con el estado, y con los capitalistas, lo fundamental. Como hizo de falta un sindicalismo gremialista, precisamente ese que el leninismo sindicaba de ser una desviación. La actitud de los sindicatos, alineados al lado de la confrontación, sin capacidad negociadora real, ha facilitado la venta de las empresas del Estado, la informalización de las vinculaciones laborales y la tercerización como efecto reflejo.
Sobre el documento:
La sostenibilidad fiscal no es mala per se. El gasto social no tiene porqué hacerse a costa del desequilibrio fiscal.
La explotación minero energética no tiene porqué ser pecaminosa en sí, depende cómo se haga. Lo mismo puede decirse de las concesiones. No es un problema de voluntad, es un problema de capacidad económica y técnica. Pero claro, siempre y cuando obedezcan a un sano equilibrio.
No estoy de acuerdo con proponer que la fuente de los recursos requeridos para la educación superior sea la disminución al presupuesto de defensa, ni tampoco el desconociendo del pago de la deuda externa. Hay que honrar la deuda; señalarla como ilegitima excede lo razonable. Otra cosa seria que en condiciones de paz, lo que hoy se destina a la guerra fuera a la educación y a lo social. Creo que nadie se opondría.
La investigación sí tiene que relacionarse con los problemas de la Industria y ello no constituye un aprovechamiento indebido de los privados. Claro que también tiene que haber investigación básica e investigación social. Sí es lícito vender servicios y defender la propiedad intelectual.
Sí son válidos los tratados de libre comercio como una forma de internacionalizar la economía y no son intentos de recolonizar el país. Quien los evada se queda por fuera del comercio mundial. De nuevo, todo depende.
Sí son válidos los incentivos a la inversión extranjera, siempre que sea necesaria. Se compite por ella en el mundo. Si hay que respetar los contratos de estabilidad jurídica para las zonas francas. Lo otro sería espantar los inversionistas. Sí deben contribuir al financiamiento de la Educación Superior los que estén en condiciones; la gratuidad absoluta en términos de costos de matrícula no es el quid de la solución. Podría ser una meta, pero no un asunto imperativo en el momento.
No estamos de acuerdo en desmontar el Icetex como una forma de financiación de la educación privada. Subsidiar el costo del dinero es muy importante para el financiamiento de la educación privada.
No obstante nuestras distancias, valoramos los esfuerzos de los estudiantes por lograr una educación superior financiada adecuadamente y que responda a los intereses nacionales en términos de calidad y equidad social. En ello y en algunas de sus propuestas estamos de acuerdo.
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