Expertos advierten de un peligro económico como el del 2008, que podría explotar en próximos meses.
A diferencia de los bancos y entidades financieras, que fueron los que colapsaron en la crisis del 2008, los padres de familia, estudiantes y egresados de las universidades de Estados Unidos ahora se encuentran ante un difícil panorama, por el creciente deterioro de la cartera de los créditos educativos, situación que algunos consideran se podría convertir en "explosiva" en los próximos meses.
La primera en denunciar esta situación fue la Asociación Nacional de Abogados de Bancarrota Personal (Nacba, por sus siglas en inglés), que en un reciente estudio dijo que en los últimos meses aumentaron sus clientes jóvenes en busca de asesoría ante los problemas para cumplir con las deudas en las que incurrieron para pagar la universidad.
Y esto, pese a que dichos créditos tenían una tasa de interés preferencial.
El estudio, suministrado a EL TIEMPO por las directivas de la Nacba, menciona que las familias en su conjunto se han visto obligadas a hacerle frente a la situación de falta de pago buscando nuevos créditos en entidades públicas y privadas, pero, en algunos casos, a una tasa de interés más alta.
Amenaza real para EE. UU.
Ante esta situación, la asociación advierte que "Estados Unidos enfrenta la posibilidad muy real de otra amenaza económica importante, a la par de la destructora crisis de las hipotecas".
Las cifras de la Reserva Federal de Nueva York (banco central estadounidense) son reveladoras, pues confirman que, por primera vez en la historia de Estados Unidos, el volumen de los préstamos estudiantiles supera a la deuda en tarjetas de crédito y los destinados a la compra de vehículo.
Y no es solo eso. Ya en septiembre del 2011 se había advertido que la tasa de mora de los créditos educativos pasó de 7 por ciento, en el 2008, al 8,8 por ciento, en el 2009, la cifra más alta desde 1997.
El Departamento de Educación de EE.UU. también confirmó esta cifra y le puso la perspectiva humana: de los 3,6 millones de prestatarios que comenzaron a pagar sus obligaciones entre septiembre del 2008 y septiembre del 2009, unas 320.000 entraron en cesación de pagos el 30 de septiembre del 2010.
Este lapso es precisamente el mismo en el que la crisis bancaria y financiera estadounidense registró su peor momento en 50 años, y del que apenas está comenzando a salir.
El estudio muestra que un estudiante estadounidense tiene que hacerse cargo de una deuda que en promedio está cercana a los 20.000 dólares, para el caso de una institución pública, en tanto que la cuenta sube fácilmente desde los 27.650 dólares y hasta los 40.000 dólares para los casos de universidades privadas (solo el costo de la matrícula).
La síntesis del estudio de la asociación es terminante: "Los ingresos familiares, las ayudas y las becas, así como la inversión del Estado en educación superior ya no son suficientes para enfrentar el ritmo de aumento de los costos de la educación universitaria".
Problema de fondo
Las explicaciones de los analistas a lo que podría convertirse en una situación dramática para miles de hogares en Estados Unidos van desde un aumento del desempleo, producto de la crisis que comenzó a comienzos del 2008 y que ocasionó la quiebra de muchas entidades financieras y el cierre de fábricas, hasta factores estructurales que deben resolverse rápidamente, a juicio de los consultados.
En diálogo con EL TIEMPO, Enrique Álvarez, jefe de investigación y análisis para mercados financieros de la firma Idea Global, de Nueva York, dijo que esta problemática esconde elementos de fondo.
Advierte que "el modelo de estudiar con ayudas del Estado y salir a buscar trabajo con un ingreso digno está trastabillando, pues hay un desfase entre la economía y la academia estadounidenses".
Esto se explica, anotó, por el hecho de que la industria no está encontrando la gente que necesita: "Son puestos con requerimientos de conocimientos tecnológicos, que las universidades no están suministrando, pues esos centros educativos se han concentrado en los últimos años en sacar al mercado profesionales expertos en el manejo teórico de los negocios".
Así, no están saliendo los suficientes científicos ni tecnólogos que la industria necesita, según el analista.
Pero Álvarez también señala que el sector manufacturero de Estados Unidos tiene parte de la responsabilidad, pues, por una parte, se queja de que no tiene la gente capacitada, "pero tampoco hace esfuerzos por adaptar el conocimiento de los nuevos profesionales a sus necesidades; es decir, no reentrena a su mano de obra".
El analista indica que el Gobierno tampoco ha actuado debidamente para corregir la situación y, en cambio, se ha dedicado a promover el consumismo, impulsar el sector de servicios y potenciar las exportaciones, pero no hay recursos ni políticas para avanzar en otros objetivos, entre ellos la educación.
Una encuesta realizada a mediados del 2011 por parte del centro de investigación Pew entre 2.142 adultos mostró que el 57 por ciento considera que el sistema de educación superior en Estados Unidos no representa un buena relación entre calidad y precio.
Así mismo, el 75 por ciento dijo que la universidad es demasiado costosa para la mayoría de estadounidenses.
Cada vez tendrán menos con qué pagar
El analista para créditos educativos Adom Rosengarten, de la firma calificadora estadounidense Standard and Poor's, le dijo a EL TIEMPO que "en la dinámica de largo plazo de la industria de préstamos estudiantiles privados hay un factor de riesgo". Esto llevará a que, en la medida en que en EE. UU. "el costo de la educación siga aumentando más rápido que los salarios del mercado, los deudores estarán en una peor posición para pagar sus obligaciones, pues aumentará el monto de la deuda".
A la situación no ayuda mucho el hecho de que la tasa de desempleo para los jóvenes estadounidenses entre 25 y 34 años es mayor que el promedio para todos los adultos (8,7 contra 8,3 por ciento, en febrero pasado).
Holman Rodríguez M.
Redacción Internacional
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