Amaury Núñez González, vocero de la MANE.
Universidad Nacional de Colombia.
Medellín, abril del 2012.
La Universidad Nacional de Colombia decidió poner en marcha un programa nacional de donaciones que pueden efectuarse a través de cuatro proyectos: 1. Bienestar Estudiantil, 2. Desarrollo e investigación en ciencia, 3. Programas académicos y 4. Fondo de infraestructura (para la construcción y adecuación de los edificios del campus). El monto mínimo por donación es de $10.000, mientras estas le significan al donante una retribución económica mediante beneficios tributarios.
La UN en crisis.
Lo que hace notar esta medida, más allá de la intención de vincular a la sociedad en el “altruista” objetivo de “apoyar el fortalecimiento de la educación superior y desarrollo del país”, es la crisis presupuestal que atraviesa el Sistema Universitario Estatal y los efectos que tiene en la universidad más grande de Colombia. Entre los años 1993 y 2008 el presupuesto general de la Universidad Nacional pasó de $368.260 millones a $1.03 billones, un crecimiento de más de 180%, mientras los recursos propios crecieron 498% y los provenientes de la nación tan solo un 56%; en 1993, de cada 100 pesos que recibía la universidad 80 provenían de la nación, pero en el 2010 tan solo 55 lo hacían de esta fuente. Para el año 2000 los aportes de la nación financiaban el 97% del funcionamiento, para el 2003 el 95% y para el 2008 el 87%, al punto de ser rebasados solamente por los gastos de personal docente y administrativo, que en el periodo citado pasaron del 73% al 94% del total de este presupuesto; los aportes de la nación para ejecutar gastos de inversión cayeron $18.816 millones entre 2010 y 2012.
Entre tanto, la Gerencia Nacional Financiera y Administrativa, desde al año 2008, venía advirtiendo que los recursos de funcionamiento no alcanzarían ni siquiera para cobijar los gastos del personal de planta de la Universidad en 2012. En efecto, el presupuesto se quedó corto. A finales de 2011 esta misma dependencia afirmó, proyectando el presupuesto para la vigencia de 2012, que el aporte de la nación no alcanzaría a cubrir “el requerimiento total proyectado por la Dirección Nacional de Personal con un incremento salarial del 3%, el cual asciende a $419.900 millones. El faltante para gastos de personal sería aproximadamente de $10.000 millones”.
El bienestar estudiantil al año 2011 ejecutó cerca del 10% del presupuesto de funcionamiento de la Universidad, $45 mil millones de $479 mil millones, cuando el mínimo fijado por la Ley 30 de 1992 es de 2% del presupuesto. Aun así la ejecución es insuficiente, dado que solo logra cubrir el 13% de los estudiantes de pregrado. El número de estudiantes matriculados en pregrado no aumentan desde 2003 mientras en posgrado se multiplicó por 2, siendo la matrícula de estos la que más genera recursos; por cada 100 aspirantes, ingresan 9 y se gradúan 6. Y esto se presenta en la institución de mayor investigación del país, que tiene ¼ de los grupos de investigación de Colciencias, y a su vez recibe ¼ del presupuesto del SUE y vincula gran parte de sus docentes al desarrollo de la extensión, 3 veces el promedio nacional. Razones hay de sobra para que el gobierno sanee la deuda que tiene con las universidades públicas del país, pues resulta aberrante que de $10.000 en $10.000 la Universidad Nacional busque en privados resolver asuntos financieros estructurales que deben ser resueltos por el Estado Colombiano, sin contar que estos les significan deducciones en el pago de impuestos que, como ya se ha demostrado, restan gran cantidad de dinero al fisco nacional y causan buena parte de la insuficiencia de los recursos para la educación.
Un programa para la diversificación de recursos.
Para la línea de bienestar estudiantil, se encuentra la meta de alcanzar donaciones por $1.500 millones, que sumados a una suma igual aportada por la universidad se destinarían al fortalecimiento del PEAMA. ; para la línea de programas académicos el objetivo es fortalecer el Sistema Nacional de Becas para Estudiantes de Posgrado; y en la línea Desarrollo e investigación en ciencia fomentar la investigación y la extensión a partir de dichas donaciones.
Pero merece especial atención el propósito de potenciar el fondo de infraestructura, constituido para respaldar proyectos de restructuración, rehabilitación, conservación y construcción de los edificios de las sedes ante el evidente deterioro de la infraestructura física de la Universidad. Se destacan la rehabilitación del la Torre de Enfermería, las construcciones del Hospital Universitario en la sede Bogotá, del edificio de Bienestar Universitario de la sede Palmira y del edificio de aulas del campus de Tumaco.
Según la Oficina Nacional de Planeación, para 2010 toda la universidad requería intervención o construcción de infraestructura física por valor de $122.226 millones para el cumplimiento de sus objetivos como institución, asunto que quiso ser resuelto con un préstamo por ese monto. Hoy, solamente la sede Bogotá requiere el reforzamiento de 319.400 m2, 13% del total de la sede, y la ejecución solo ha llegado al 8% (25.600 m2). Es evidentemente crítica la situación de la sede Palmira por ejemplo, buscando la construcción de un edificio de bienestar Universitario para la atención en salud de los estudiantes, o de la sede Medellín por la necesidad de una segunda fase de construcción del edificio de laboratorios para la caracterización de materiales.
La crisis presupuestal de la universidad no puede ser resuelta de este modo, pues en la misma medida que se recurra a fuentes de recursos diferentes a los públicos se niega el carácter público de la institución, termina aceptándose la negligencia del gobierno central en este aspecto y conlleva a reforzar la cruzada privatizadora reinante en Colombia. A todo esto hay que anteponer criterios firmes y exigir, que en tanto no se alivie a las instituciones con presupuesto adecuado el camino se hará cada vez mas estrecho para la educación superior pública.
Sobre este punto que no nos llamen a engaños: este es un pulso que viene de afuera. Notoria evidencia se encuentra escrita en recomendaciones del Banco Mundial. Para citar un solo caso, este organismo en el año 1995 recomendó adoptar medidas que liberaran recursos, en el entendido de que: “Seguirán recibiendo prioridad los países dispuestos a adoptar, con relación a la enseñanza postsecundaria, un marco normativo que haga hincapié en una estructura institucional diferenciada y una base de recursos diversificada, y que dé mayor importancia a los proveedores y financiamiento privados”. El debate se encuentra en si la universidad vigoriza o trasgrede las políticas educativas que se aplican en Colombia.
En esto se centra el Programa Mínimo de los estudiantes universitarios, exigiendo “Financiamiento estatal adecuado a la Universidad Pública sin condicionamientos…que dé cuenta de los costos generados en seguridad social, nomina docente y administrativa, programas de bienestar, aumento de cobertura, investigación e inversión;…(como también) el pago de la deuda del Gobierno Nacional y de los entes territoriales con las Universidades Públicas.” A una contundente aplicación de neoliberalismo en lo educativo surgió una contundente respuesta. Cualquier medida que no cuestione la orientación que hoy recibe la educación superior colombiana, fuente de la peor crisis de su historia, la apartará de ser un derecho fundamental, pública, gratuita, y de alta calidad.
Nota: sea este el momento para rechazar la designación del nuevo Rector de la UN, ya que se hizo desconociendo el resultado de la consulta universitaria del pasado 22 de marzo que arrojó una ventajosa victoria para el profesor Leopoldo Múnera. El profesor Múnera recibió el respaldo de los representantes estudiantil y profesoral, estamentos mayoritarios de la institución, en la sesión del CSU que dio como nuevo Rector al profesor Ignacio Mantilla Prada, tercero en la consulta. Sin ninguna consideración de orden democrático se impuso la aplanadora del Gobierno Nacional al interior de este, el máximo órgano de dirección de la institución, en un evidente asalto a la autonomía y democracia universitarias.
Notas:
1. Pesos de 2008.
2. GERENCIA NACIONAL FINANCIERA Y ADMINISTRATIVA, UN, Situación presupuestal vigencias 1993 – 2008, proyecciones 2012, 2008.
3. MÚNERA, LEOPOLDO. Programa a la Rectoría de la Universidad Nacional de Colombia, 2012 – 2015. 2012. De $56.634 millones en 2010 a 37.818 millones en 2012.
4. Óp. Cit. Los gastos de personal ascenderían al 99% del presupuesto de funcionamiento en 2010, 102% en 2011 y a 105% en 2012.
5. PROYECTO DE PRESUPUESTO. VIGENCIA 2012, informe presentado por la Gerencia Nacional, Financiera y Administrativa al CSU, dactilografiado, 13 de diciembre de 2011. Citado por Leopoldo Múnera, Programa a la Rectoría de la Universidad Nacional de Colombia, 2012 – 2015, pág. 1, 2012.
6. DIRECCIÓN NACIONAL DE BIENESTAR UNIVERSITARIO, UN, Informe de Gestión 2006 – 2012, Juan Camilo Restrepo Gutiérrez, 2012.
7. En 2010 las exenciones en renta de las empresas, las deducciones para las inversiones financieras y fondos pensionales, tuvieron un costo fiscal de $15 billones de pesos, dos veces el presupuesto de educación del país, 20 veces el déficit acumulado por el SUE a 2011.
8. Programa Especial de Admisión y Movilidad Académica: busca permitir el acceso de manera diferenciada a aspirantes pertenecientes a las regiones de Amazonia, la Orinoquia o el Caribe Insular Colombiano atendiendo las particularidades regionales, cursando los primeros semestres en su región de origen para, finalmente, terminar su plan de estudio en una de las cuatro sedes nacionales: Bogotá, Medellín, Manizales y Palmira.
9. OFICINA NACIONAL DE PLANEACIÓN, UN, Solicitud para adquirir crédito interno, noviembre de 2010.
10. BANCO MUNDIAL, La enseñanza superior. Lecciones derivadas de la experiencia, Washington, 1995.
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