En Colombia y en otros países de América Latina y del mundo los jóvenes universitarios han puesto al descubierto el fracaso del modelo de educación impuesto por el neoliberalismo: la expropiación privada de los bienes públicos y colectivos en que se sustentaban los sistemas de educación financiados por los Estados; la creciente segregación social generada por la estratificación del acceso a la educación acorde a los ingresos de las familias; la exclusión de los saberes populares del sistema educativo y la profundización de la brecha del conocimiento científico y tecnológico de punta entre las potencias capitalistas y los países “subordinados”.
Las calles de las ciudades, las plazas y aulas de las universidades se han llenado con el grito de indignación que se empezó a gestar desde muchos lugares. La paciente labor de años de esfuerzos de grupos de estudio y trabajo, junto con la actitud crítica de estudiantes inquietos sin vínculos orgánicos y organizaciones estudiantiles, han lograron unificar un conjunto de demandas y tejer acuerdos, enriquecidos por la creatividad de jóvenes de regiones, grupos étnicos e identidades políticas y culturales diversas. Confluyendo como resultado en una expresión de articulación de las luchas, denominada MESA AMPLIA NACIONAL ESTUDIANTIL – MANE, la misma que pudo atraer, primero la simpatía y luego el apoyo de amplios sectores de la sociedad colombiana: padres de familia, profesores, movimientos sociales, sociedad en general que se han identificado con el propósito de construir un proyecto alternativo de educación superior, del tamaño de los sueños de los hombres y mujeres colombianos.
El movimiento estudiantil ha mostrado que en la producción de propuestas alternativas y en el uso de un amplio y variado repertorio de formas de protesta, ha sido posible frenar el monopolio de la definición de políticas educativas a las clases dominantes, llevar al gobierno a retirar el proyecto de Reforma a la Ley 30 y convencer al pueblo colombiano de que es posible, que desde las regiones, las etnias, las organizaciones y movimientos, diseñar no solo la educación, sino el país mismo.
Por todo lo anterior, empieza a ser más clara la política del gobierno de dividir y destruir el movimiento estudiantil. Separarlo de los demás movimientos sociales y evitar que el proceso de la MANE pueda seguir consolidándose. En ese sentido, quienes venimos construyendo la propuesta del CONGRESO DE LOS PUEBLOS, manifestamos nuestro total apoyo y compromiso con el movimiento estudiantil y el espacio en el que se viene articulando.
Los estudiantes de instituciones de educación pública y privada, han abierto un periodo de lucha regional y nacional en torno a la defensa de la educación superior pública, gratuita, integral y al servicio de las necesidades de los sectores populares. Este periodo de lucha ha pasado por dos etapas: la construcción de consensos, acuerdos para identificar los problemas y el impulso al paro nacional estudiantil que ha logrado varios triunfos, entre ellos el retiro del proyecto de Ley 112. Ahora vienen nuevas etapas de la lucha en donde es necesario fortalecer la capacidad de convocatoria para construir un proyecto alternativo de ley y, continuar la movilización para disputarle al Estado la implementación del nuevo proyecto construido desde los sectores sociales.
La MANE ha sido un logro de los estudiantes, en tanto ha forjado la discusión amplia, la articulación de la diversidad, la orientación acertada del Paro y la definición colectiva de pasar a un nuevo momento de lucha. No obstante, es fundamental que la MANE pueda tramitar las diferencias y tensiones que se presentan en un movimiento social de la magnitud que ha logrado hoy el movimiento estudiantil, esto implica la necesidad de una actitud reflexiva y autocrítica para leer los contextos y las situaciones, y resolver unitariamente los dilemas y retos que se presentan.
Como CONGRESO DE LOS PUEBLOS, hemos entendido que una de las herramientas más valiosas para articular diversidades y forjar unidades, es la construcción consensuada de criterios de actuación, representación y delegación de tareas, a partir, del reconocimiento de todos los aportes, de valorar los esfuerzos y los compromisos de quienes en la práctica se han puesto al frente del trabajo.
La lucha estudiantil es inspiradora y la justeza de sus exigencias nos comprometen a aportar desde todas nuestras posibilidades para garantizar la unidad y fortalecimiento de la MANE y la concreción de un proyecto alternativo de educación superior que responda a los intereses de un nuevo país para la vida digna.
Reconocemos que este es un primer esfuerzo en el camino de construir un verdadero modelo educativo y pedagógico, que recoja las aspiraciones y acumulados del país y la nación. En este sentido, convocamos a la participación y construcción del CONGRESO EDUCATIVO en el cual participen los diferentes sectores, regiones, etnias y comunidades educativas que trace una ruta para comprender otra manera de hacer la práctica y política educativa, en permanente diálogo y relación con las experiencias de los pueblos de América Latina.
¡¡Construyendo país, para la vida digna!!
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