Medellín, julio 29 de 2011
Carta abierta al gobernador de Antioquia Luis Alfredo Ramos Botero (escrita al calor de la indignación que genera otro atropello contra quienes habitamos la Universidad de Antioquia).
Para evitar posibles señalamientos -esos en los que usted es experto-, empiezo afirmando mis reservas con las vías de hecho como forma de protesta, que son en algunos casos usadas por estudiantes y otros más, que ante la ausencia de posibilidades cívicas de manifestación prefieren prescindir de la comodidad que genera la certeza de tener que obedecer.
Para argumentar mis reservas no caeré en la trampa de hablar de absurdos que solo existen en la imaginación de quienes desde la comodidad de sus escritorios y sin sonrojo, afirman –haciéndose pasar por observadores imparciales- que en Colombia hay una democracia plena. No, diré tan solo que en mi opinión, estas formas de protesta o mejor, el tratamiento mediático manipulador que de ellas se hace, ha permitido justificar los atropellos cometidos contra la población por esa misma clase que prefiere mantener un conflicto armado, antes que soltar un tanto de las comodidades que han logrado a costa del dolor de millones de colombianos.
Por otra parte, no soy dado a ver como enemigo a un simple uniformado que delegó en sus superiores el derecho de pensar. Y hasta aquí mi aclaración.
Señor Ramos, entiendo la tentación que en usted debe generar la idea de recurrir a la opción de solucionar cualquier reclamo o conflicto con una avanzada policial -al parecer para estos casos, a la élite que usted representa nada más que esto le interesa-, máxime en un país que más de una vez ha aplaudido las balas disparadas contra quienes actúan en consecuencia a la creencia de que en Colombia todo está por cambiar.
Sé de los réditos que ha traído para más de un ingeniero del odio aquella consigna de la mano firme para unos y el corazón grande para otros. Mas no logro captar qué sentido tiene recurrir a esas medidas que antes que solucionar lo que se quiere, tan solo logran ser combustible para agravar cualquier conflicto. Para el caso solo responda señor ¿qué solucionó la Operación Orión? ¿Acaso no es la situación de violencia que se vive en Medellín, la muestra de que con pie de fuerza (militar, policial y paramilitar) cuando mucho se logran aparentes y cortos momentos de calma seguidos por momentos aún más graves de confrontación? En suma ¿por qué recurrir en la Universidad de Antioquia a lo que en la ciudad y el país ya fracasó?
Como habitante asiduo de ciudad universitaria, le puedo asegurar que nunca antes la comunidad que allí habita se siente tan insegura como hoy –obvio no niego que habrá quien aplauda el coraje de sus queridos hombrecillos de negro-, no sé si es útil informárselo, ya que siempre he sospechado que estas medidas que usted, como cabeza del Consejo Superior Universitario viene tomando, antes que buscar la seguridad de mis compañeros buscan lo contrario: llenar de zozobra la vida universitaria, para evitar el dolor de cabeza que en los representantes del pensamiento único generan quienes renuncian a ser los tan admirados ciudadanos de bien -aquellos que ya se aprendieron lo que reza la cartilla individualista: “a la universidad vinimos a estudiar”-.
Creo que usted más que nadie es consciente de cómo se ha aprovechado de su posición de poder para desinformar y manipular a la opinión de tal manera que ha logrado contribuir a afianzar la idea según la cual, los estudiantes universitarios -especialmente los de la de Antioquia- recurren a las vías de hecho por un afán de generar caos sin motivo. Lo que no atino a concluir es si es usted consiente de cuántos muertos ha puesto la comunidad universitaria gracias a la estigmatización que hemos sufrido históricamente, o si en cambio es tan conocedor de esto, que lo hace con el fin de facilitar el trabajo de quienes han segado la vida de tantos y tan valiosos compañeros.
Sé que para la ciudadanía desinformada y para aquellos que desean un vigilante en cada esquina, usted viene siendo el valiente que quiere salvarnos a los universitarios de nosotros mismos, sin embargo le quiero informar que la cantidad de abusos que se han presentado en cada ingreso de la policía a la UdeA, tan solo han logrado atizar los odios contra esa institución que tantas veces actuó -y actúa- en connivencia con quienes nos han matado tantos ¿a alguien más se le ocurrirá poner al ratón a cuidar el queso?
Ante todo esto le solicito, antes de que algo más grave ocurra, antes de que los daños contra la comunidad universitaria sean peores, antes de que una muerte lo haga consiente de qué es lo que usted ha aprobado en connivencia con esa burocracia de la Universidad que habla de “convivencia y de respeto por la integridad física y moral de los ciudadanos” pero mira hacia otro lado con cada abuso policial. Detenga todas las medidas que desde ya casi un año ha impuesto en la Universidad de Antioquia generadoras de la peor crisis en materia de derechos humanos que allí hemos vivido en mucho tiempo.
Está en sus manos.
Deténgalas ya!!!!!!!!!!!
Daniel Grisales
Egresado Universidad de Antioquia
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