Un año más, el gobierno de Aguirre, animado por los recortes sociales aplicados al calor de la crisis, ha decidido superarse a sí misma y escalar un nuevo peldaño en la intensidad de sus ataques contra la escuela pública. De esta forma, al igual que el verano pasado, se aprovecha del parón de las clases para anunciar una ofensiva salvaje.
Recorte brutal del número de docentes
Con el anuncio de las instrucciones del comienzo del próximo curso, la Consejería de Educación ha desvelado definitivamente qué significa para Esperanza Aguirre “la legislatura de la educación”. Detrás de los discursos sobre la necesidad de una educación basada en la calidad, incluso en la excelencia, como no se cansan de repetir desde el gobierno de la Comunidad de Madrid, la realidad vuelve a presentar a la derecha como el enemigo más consecuente de la educación pública. Tanto es así, que para el inicio del nuevo curso se anuncia un recorte sin precedentes. 2.500 profesores menos en las aulas de secundaria y unos 500 docentes menos de las escuelas de idiomas y Primaria. Estas medidas suponen una reducción del 12,5% en el personal docente para cada centro. Estamos hablando de una media de 12 profesores menos en cada instituto. La respuesta de la consejera, Lucia Figar, no tiene desperdicio. Para la Consejería simplemente “lo que probablemente haya es una menor necesidad de interinos”. Se habla ya, desde Consejería, de un ajuste en el que el número total de interinos esta “lejos de los 6.000 del año pasado”. El último año se calcula que hubo impartiendo clases entre 7.000 y 8.000 interinos (de un cuerpo de 50.000 docentes en toda la comunidad).
Estos datos y declaraciones son un reconocimiento cristalino de la enorme precarización que han sufrido durante años los trabajadores de la enseñanza pública en Madrid, así como la enorme magnitud del ataque protagonizado por el Partido Popular.
Grave deterioro de la escuela pública en todos los terrenos
Ante esta realidad no es muy difícil imaginar las dificultades enormes que estos recortes van a provocar en la puesta en marcha de las clases. La propia asociación de directores, ADIMAD, considera “indignantes” las instrucciones de la Consejería. Una batería de recortes que ya anuncia una desorganización profunda de la vida de los centros educativos públicos.
En primer lugar, se suprimen las horas de tutoría. A partir de ahora estas clases dejan de computar en el horario semanal de los profesores. La Comunidad de Madrid se excusa diciendo que ese tiempo se dedicará a reforzar clases de asignaturas troncales como lengua o matemáticas y que con el aumento de horas de clase semanales a 20 (actualmente la media está en 18), se ajustan a la normativa estatal. Lo que no dice la Consejería es que con equipos docentes que no paran de reducirse, el aumento de horas de trabajo de cada profesor no puede compensar las clases perdidas ni unas condiciones adecuadas para estas. Tal como explica José Antonio Martínez, presidente de ADIMAD, “no puedo poner a dar clase de matemáticas a uno de griego. Con el número de profesores que nos dan no podemos comenzar el curso”. Un ejemplo sangrante de lo que significan estos recortes lo vemos en la reducción de plantilla anunciada en importantes institutos públicos como el “Virgen de la Paloma”, que contará con 40 docentes menos para el curso que entra.
Al reducir la plantilla y aumentar el número de estudiantes, (más de un 3% en todo el Estado)los centros se verán obligados a eliminar otras actividades imprescindibles para la educación. Las clases de desdoble y de apoyo ya no podrán mantenerse y las actividades extraescolares o de laboratorio pasarán a mejor vida en la mayoría de los centros.
Las tijeras del recorte llegan incluso a las becas de comedor escolar y los libros de texto. Mientras la cuantía de las becas se congela en la ESO, en Primaria se reduce un increíble 13,5%. En total los fondos dedicados a esta partida caen un 5,65% respecto al curso anterior.
Un auténtico caos que contrasta con las ventajas cada vez mayores para el sector privado-concertado: jugosas subvenciones, exenciones, e incluso terrenos públicos en concesión para seguir quitando espacio a la escuela pública.
Para frenar los recortes es necesaria una huelga general de toda la comunidad educativa, desde la infantil a la universitaria
Como se ve, estos recortes son la amenaza más grave a la escuela pública en Madrid en las últimas décadas. Una ofensiva sin precedentes que tuvo su primer acto en los recortes llevados a cabo en este último curso. Los 1.500 docentes de Secundaria despedidos y los 1.000 de Primaria, junto al recorte drástico de las ayudas dirigidas a la formación permanente del profesorado (caída del 66,08%) fueron un aviso de lo que estaba por llegar. De esta forma el curso que empezará en Septiembre de 2011 contará con 5.500 docentes menos de los que hubo en 2009.
En esto se concretan las llamadas “reformas estructurales” de las que tanto se habla en los medios de comunicación. Este tipo de medidas salvajes contra el sector público, que ahora quieren aplicar en la educación en Madrid, se han anticipado en otras zonas como Murcia o Catalunya. La respuestas combativas que allí se han dado, a través de la movilización, tienen que marcar los pasos a dar en Madrid, tal como ya han anunciado en Galicia, donde los sindicatos de enseñanza han convocado huelga general a principios del próximo curso escolar. Ante un ataque sin precedentes la huelga general de enseñanza, unificando todos los tramos educativos, es la única respuesta que prepara las fuerzas para defender la escuela pública.
Para lograr una victoria completa en esta situación, es necesario vincular desde el primer momento nuestra lucha a la del resto de sectores públicos también bajo ataque: Sanidad, Transporte, Canal de Isabel II, Bomberos… con los que preparar una huelga general de toda la Comunidad de Madrid contra los ataques del Gobierno del Partido Popular.
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