Comunicado conjunto de los comités de representantes estudiantiles y profesorales de la Sede Bogotá
El día de hoy se realizó una reunión conjunta entre los comités de representantes estudiantiles y profesorales de la Sede Bogotá para examinar la situación actual de la Universidad. Preocupan, de manera especial, los aspectos relacionados con el presupuesto y el financiamiento público de la educación superior y, en particular, de la Universidad.
El presupuesto de 2010 tiene serios retrasos en los desembolsos de los rubros de inversión por parte del Ministerio de Hacienda, y se ha tenido que acudir a recursos propios a través del mecanismo de unidad de caja. El presupuesto presentado por el actual gobierno nacional para 2011 muestra una disminución del 4% para educación superior en su conjunto respecto del año en curso, y su aprobación tendrá que darse antes del 20 de octubre.
La reforma de la Ley 30 de 1992 avanza en el Congreso de la República, con la misma lógica del proyecto del gobierno anterior, que consiste en aumentar recursos a cambio del aumento de los cupos en ciertos programas, para avanzar en la asignación presupuestal por subsidio a la demanda. Este proyecto no puede verse simplemente como unos pesos más que nadie puede rechazar. Se trata de la consolidación de una tendencia que implica una fuerte presión de los gobiernos para obligar a las universidades públicas a la búsqueda de mecanismos de autosostenimiento, como de hecho ha venido ocurriendo en los últimos tres lustros.
En estas circunstancias, la Universidad ha venido realizando una serie de reformas adaptativas, comenzando por el Estatuto General aprobado en 2005, los estatutos de personal académico y estudiantil, y la reforma académica. Estas reformas tienden hacia un modelo de universidad que la concibe como una empresa de venta de servicios, en todos los frentes de la actividad académica.
En esta trayectoria adaptativa, el estilo de gobierno universitario es cada vez más centralizado, encarnado en los comités de cada vicerrectoría y de la rectoría, con predominio de procesos y decisiones administrativas que no se discuten con suficiencia en los cuerpos colegiados, y el consiguiente debilitamiento de la deliberación académica que debe orientar las decisiones administrativas. En recientes ocasiones, como se puede apreciar en las grabaciones de las sesiones, aparecen expresiones y actitudes desobligantes e irrespetuosas para con los representantes, especialmente estudiantiles, por parte del Rector, que desdicen de la dinámica propia de un cuerpo colegiado.
Frente a esta situación, los y las representantes profesorales y estudiantiles de la Sede Bogotá hacemos un llamado a la comunidad universitaria para hacer un alto en el camino y debatir, de la manera más académica y participativa posible, sobre el modelo de universidad pública, nacional y estatal que más conviene a la sociedad colombiana. A partir de una visión de universidad que permita desarrollar su naturaleza y no sólo adaptarse a las condiciones externas, creemos posible encontrar nuevos caminos de desarrollo, con especificidad y autonomía.
La manera como los grandes problemas de la sociedad colombiana atraviesan la Universidad se expresa de muchas formas. El problema de las “chazas”, de la incursión de ventas ilícitas en el campus y de expresiones violentas de todo tipo son también expresiones de esa compleja relación, que no se resuelve con soluciones indiscriminadas de seguridad o medidas de bienestar de carácter subsidiario e individual.
Desde este tipo de discusiones es posible repensar el Estatuto General, evaluar la reforma académica con profundidad (revisando las problemáticas con el régimen de transición y los errores en su aplicación que han acarreado la pérdida de calidad de estudiante injustificada), recuperar el compromiso del personal académico y reorientar las reglas de su vinculación, construir una política de bienestar universitario y discutir con todo detalle qué entendemos por pertinencia y equidad en la labor académica de la Universidad Nacional.
Superemos la indiferencia y generemos espacios de construcción colectiva de universidad pública. Los y las representantes profesorales y estudiantiles elaboraremos una agenda de articulación y participación que permita promover y sostener el debate sobre la Universidad, con todas sus consecuencias.
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